lunes, 22 de diciembre de 2008

La lucha eterna (Capítulo 1)

El viento arrojaba invisibles arpones de frío a aquellos incautos viajeros que se atrevían a internarse en el bosque. La gruesa capa de cuero tiznada de verde servía de poca defensa contra la baja temperatura. Pese a su grande complexión y ancho pecho, la figura se movía pesada sobre el terreno nevado. De su capucha surgía un vaho que dejaba en el aire una estela por donde había pasado. El rechinar de los anillos de la cota de mallas y los golpes de las empuñaduras de sus espadas gemelas contra el cinturón, retumbaban en la noche como si un animal de metal se deslizara por el frondoso terreno. De repente, la figura se detuvo. Su mano, cubierta por un guante, alzó su capucha para ver en la distancia. Más allá de las lindes del bosque que estaba cruzando, una serpiente de humo nadaba en el aire buscando las estrellas. La posada no andaba lejos. Un poco de calor le vendría bien. Apretó el paso y se dirigió en dirección a la sierpe blanca que se perdía en el horizonte.

La puerta de la posada se hallaba cerrada pero por debajo se deslizaban olores sugerentes y la luz sinuosa del las llamas y el crepitar de la madera prometían el calor que llevaba tiempo buscando. Sin dudar un instante, empujó el portón y su maderá crujió. Sin esfuerzo y con determinación cruzó el umbral y cerró la entrada tras de sí. Sus botas de metal chasquearon en el suelo empedrado. La sala era amplia. Unas cuantas mesas con sus correspondientes sillas y una chimenea a un lado. Sobre ésta la cabeza de un jabalí blanco parecía observar a todos los presentes. En el fondo una escalera subía hacia las plantas superiores y , justo debajo, una barra servía de apoyo a un hombre de complexión fuerte y delantal manchado que parecía ser el posadero. En la sala no había mucha gente. Unos buhoneros en una esquina. Y dos aventureros aburridos jugaban a los dados cerca a la chimenea.

La sonrisa del nuevo comensal, apenas se hizo perceptible enbozado en su capucha. Se quitó los guantes mientras se dirigía a una mesa cercana a las escaleras y ,sin parar de andar, sus dedos quitaron el broche de la capa verde que cubría su cuerpo. Mientras se quitaba la capa de los hombros, trozos de nieve y hielo se esparcieron por el suelo. Debajo de esa capa había un jubón de color oscuro con runas bordadas en color marfil. Debajo de este se podía adivinar una cota de mallas. A ambos lados de la cintura se hallaban dos espadas de igual tamaño envainada en dos vainas rojas oscuras, tambien cubiertas de letras mágicas. Dejó la capa en la silla de al lado y se sentó en la mesa.

El mesonero se dirigió a él con la mejor de las sonrisas que podía poner, ya que le faltaban algunos dientes. Su calva parecía brillar ante la luz de la chimenea y las antorchas.

-¿Puedo ofrecerle algo viajero? ¿Comida, bebida, alojamiento?.

El viajero alzó lentamente su mirada para buscar la de su interlocutor, su cara era blanca, casi se diría gris y sus cabellos de un amarillo que casi se diría dorado. Sin mostras gesto alguno sus labios se abrieron y una voz grave y fría como el tiempo de la noche contestaron

-Comida, y bebida tambien por ahora. En cuanto a lo del alojamiento. Ya veremos. Quiero algo caliente para mi estómago y bebida templada para mi espiritu.

La barba del posadero hizo díficil notar que sus labios mostraban miedo ante la voz del cliente. Y se retiró sin decir nada más. Pero mientras se dirigía a traer la comanda su mente estaba mas fijada en los ojos de color escarlata que le había mirado como un depredador. Había algo en ese hombre que le hacía sentir un escalofrío en el espinazo.

Al rato volvió con la comanda y ser retiró de nuevo.

El hombre de ojos rojos comió con avidez y bebió como si fuera el primer líquido que tomaba en años. Una vez estuvo satisfecho. Buscó al posadero con la mirada y cuando lo halló hizo un gesto para que se acercara.

El barbudo se acercó intentando que no notara su miedo

-¿Le puedo traer algo más, señor?

El viajero hizo una pausa larga en la que miraba con sus ojos semientornados a los del posadero, que se sentía nervioso, como si estuviera mirando a una serpiente.

-¿Que pasó con Nicolás, el antiguo posadero?-rompió a decir, por fin.

El hombre, que se tenía abrazada una bandeja al pecho, alzó las cejas sorprendido.

-Murió el año pasado, su hija me vendió esto a principios de primavera. ¿Le conocíais?

El hombre de ojos carmesí , sonrió mostrando una dentición perfecta.

-Digamos que por mi trabajo nos vimos en muchas ocasiones...

-¿A que os dedicáis, pues?-preguntó sin pensar el hombre sin pelo, y por un segundo se dió cuenta de que había sido muy curioso- ...Si se os puede preguntar- añadió.

Sin bajar la mirada, el viajero le hizo un gesto de que no se preocupara.

-No es problema. Me dedico a guiar a aventureros.

La curiosidad guió la siguiente pregunta.

-¿Por las montañas?

De nuevo la sonrisa hizo brillar esos ojos de rubí que tanto miedo le dieron al dueño de la posada.

-No... Les guió por el Castillo del Shiagarmoth.

El posadero dejó escapar un suspiro y se llevó una mano a la boca dejando caer la bandeja. Pero el hombre con el que hablaba con un rápido gesto la cazó antes de que tocara el suelo.

-Se... S. ¿Se refiere al Castillo del Mal Profundo...? ¿Al castillo del hechicero supremo al que ni la muerte pudo vencer...?

Dándole la bandeja con tranquilidad habló de nuevo con una voz grave y susurrante.

-Ese mismo...

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Las tres puntas del triángulo (Capítulo Final)

Mi mente estaba difusa y me dolía la cabeza, aparte de tener al menos dos chichones... Mi cara olía a una mezcla de orín y desinfectante con esencia de limón... Vamos, lo que se dice un buen despertar.

La muy guarra tenía un cómplice... ¿El forense que le ayudó a pasar el cadaver de su asesinado marido como un simple infarto?, ¿El administrador sevillano...? ¿Algún otro al que había convencido con sus malas artes y sus buenas carnes...?... Muchas preguntas y yo lo único que tenía era una mente nublada, cefalea y una mala hostia del copón...

Me incorporé mientras miraba el reloj. Habría pasado una hora desde el incidente. Quizás tendría suerte y los pillaría antes de que cogieran el avión. Cuando me puse de pie, quizás por hacerlo muy rápido o por las leches recibidas, perdí el equilibrio momentaneamente. Salí dando tumbos del servicio de señoras para encontrarme a una asistenta de la limpieza (asi las llaman ahora) mirándome con cara de asco. "¡Lo que faltaba!", pensé para mí "Encima de ser apaleado que se crean que soy un pervertido, vaya un díita."

Cogí el móvil sin hacer caso a los improperios que me gritaba la señora que buscaba con su mocho hacerme mas chichones y puse distancia entre nosotros. No era mi día de suerte, acababa de despegar el avión y se dirigía rumbo a Zurich como debiera hacer. Se había librado... O no... Fuí a una cabina del aeropuerto. Volví a llamar a la empresa y puse la voz con el mayor acento árabe que pudiera hacer.

"Li habla Al-famir El fayah, himos puesto una bomba en su avion SA264 con distino Zurich." pese a la solemnidad del acto y el marrón que me podía caer, tuve que contener mi risa y estuve a punto de decir "¿Está Guzman el bueno?....Qui si asome..." como en el viejo chiste de Arévalo.

Y esperé que con el acojone general del terrorismo en el mundo ordenaran bajar al avión...

Pero ya lo dije, no fué una buena semana. Lo bajaron... , en París. Pese a que me puse en contacto con el comisario y me dispuse a pedir una apoyo logístico, no me dejó hablar una sola palabra. Solo me mandó a tomar por saco y me colgó. Me fuí a casa y terminé el día entretenido con betadine y gasas.

Cuando me desperté por la mañana y me dirigía al kiosko a comprar el Marca, mis ojos se posaron en un diario esos de noticias no deportivas y en su portada ponía : "Amenaza terrorista causa conmoción en el Charles de Gaulle" "¡Que raro!" pensé para mí "Yo creía que habían aterrizado en París". En las páginas interiores ademas de enterarme de que ese era el nombre de aeropuerto de la capital francesa, ví una foto en la que los pasajeros increpaban a una azafata y... no me lo podía creer... Salía la maldita viuda y a su lado (Y estuve tentado de llamar a Iker Jiménez) estaba su difunto marido de cuerpo presente. Eso me hizo atar cabos y el porque de que no se hallaba al administrador ni al forense...

Entonces es cuando una semana de mierda se hizo buena.

Os pensaréis... Con esos datos, consiguió hacer una orden de extradicción y capturan a los asesinos. Pues no, esos malditos estarán en Brasil viviendo la vida loca e hinchandose a Caipirinha.

Entonces , pensareís, resolví habilmente el caso y así mi jefe y mis superiores se dieron cuenta de mis aptitudes y tuve un ascenso... Pues no, ¿Para qué? Esos malditos estaran descubriendo ahora el cadaver del administrador en el ataúd de Jaume Clavell.

Y entonces ¿Que hice? Pues lo más inteligente... Vendí la historia a la prensa y me gané un dinero que me permitió cenar en restaurantes buenos y vivir como me merezco...

Eso si, soy un informante anónimo y sigo trabajando en la policía...

sábado, 13 de diciembre de 2008

Las tres puntas del triángulo (Capítulo 5)

Atrapado en el ascensor me maldecía por no ser mas alto, mas duro o al menos por no hablar alemán. De repente un sonido atravesó el hotel como una flecha vibrante . Una alarma. Parecía que habían metido una avispa loca en una campana ¡Que sonido mas desagradable!

El elevador subía pesadamente y fuera se escuchaban pasos desordenados y gritos. Me cago en todo. Sabía que llegaba tarde. La lenta agonía de mi viaje llego a su fin y con un ping ahogado por el ensordecedor tintineo del aviso, la puerta se abrió. Salí lo mas deprisa que pude, viendo como alguien esperaba al ascensor para bajar. Me abrí paso entre gente desorientada y personas que por lo visto no se leyeron lo de "En caso de incendio no use el ascensor". Hasta que llegué a la habitación del señor Ekain. La puerta estaba entreabierta.

Deslizé mi mano hacia la pistola y la saque de la funda lentamente. El corazón me bombeaba tan fuerte que no escuchaba el aullido de la alarma. Con el pie abrí la puerta con cuidado mientras mi mano derecha levantaba el arma, que sujetaba firmemente desde abajo con la izquierda. Otra cosa que odio de los americanos, entran en las salas y mueven las pistolas como locos. La de muertos que habría en la realidad. En el suelo ví un pie y, debajo de él, un charco de sangre se extendía como una inundación de hemoglobina sobre la moqueta. ¡Mierda! ¡Mierda y tres veces mierda! Me caía bien ese tío...

El resto parece que se acelera en mi memoria. Aseguré la habitación para ver que no había nadie. Alguien canceló la alarma y un rato largo mas tarde, mucho despues de haber llamado a mis compañeros, un bombero apareció en la habitación. Le enseñé mi placa con desgana y esperé a que los compañeros vinieran a ver el estropicio. No tenía que esperar al levantamiento del cadaver ni a la posterior autopsia para saber la causa de la muerte. El pobre calculín tenía un maldito agujero del tamaño de una castaña en la cabeza. ¡Mierda! Esa era la única cosa que cruzaba mi mente. 10 minutos antes de su muerte yo estaba ahí. Y por solo unos segundos no pude evitar su asesinato. Y esa preciosa angel de la muerte como la llamaría algun guionista de las películas de Humprey Bogart se había escapado en mis napias. No tenía que mirar en su cartera para saber que la tarjeta ya no estaba allí.

Llegaron mis compañeros y presté declaración. Cuando estaba contando lo sucedido, apareció él. El capullo de mi jefe estaba rojo, como atomatado apunto de comerme con patatas... Apartó al agente que apuntaba que se yo qué cosas en una libreta mientras me preguntaba, y me gritó como si yo mismo hubiera apretado el gatillo:

-¡Valiente capullo inutil de mierda!- ("Ha dicho todos los insultos que conoce en la misma frase" pensé para mí)- ¿Esto es proteger a un testigo para tí? ¿Es que no sabes hacer nada bien?. Ten por seguro que esto no quedará así. Tengo que tomar yo las riendas de la investigación de este triple asesinato... (¿Triple? ¡Que cabrón! Que rápido había aceptado lo que antes no quiso)

Me dejó mirándole como un idiota sin saber que decirle...

-Pero ¿Que haces mirándome? Tira para la comisaría y escribe un puñetero informe de todo lo que ha ocurrido que quiero en mi mesa para hace dos días...( El muy idiota adoraba hablar como un personaje de Comic)

Sin pensarlo dos veces me giré y me fuí directo a la salida del hotel cruzándome con gente curiosa, desorientada y policías. Pero antes de poner mucha distancia entre mi jefe y yo escuché algo que me hizo cabrearme aún más...

-Ramirez, llamé a central y pida que se levante el cuerpo de ese tipo catalán que murió el otro día... ¿Como cojones se llamaba?

Me paré y dije en voz alta:

-Se llamaba Jaume Clavell Arnau

Mi jefe se giró como un perro que olisqueara mierda...

-¡¿QUE COÑO HACES TODAVÍA AQUÍ?! ¿Te deletreo el vete a tomar viento....?

Sin siquiera girarme a mirarle la cara seguí mi camino

-Como decía preparen el levantamiento del cadaver de un tal Jaume Clavell Arnau que falleció en Cataluña hace poco tiempo...

Podría haberle corregido de nuevo y eso... pero el ascensor ya estaba delante mía.

Mientras bajaba de nuevo por el camino de mi vergüenza mi cerebro no paraba de darle vueltas al caso. La maldita había matado a su marido, y a sus dos socios. ¿Y ahora qué? Ya tenía la tres llaves... De repente una bombilla se iluminó en mi cabeza... Si lo tenía todo, el próximo paso era ir a Suiza...

En cuanto el ascensor se detuvo en la planta baja llamé por telefono al aeropuerto, mi suerte empezaba a cambiar, no había vuelos directos a Suiza hasta dentro de dos horas. Podría haber cogido uno con escalas, pero iba a ganar mucha pasta. Iría en primera y en directo...

Cogí un taxi y me dirigí al aeropuerto. Mientras iba en él, me acordé de los precios de estos vehículos en Madrid. Lo que suponía que estaría comiendo comida enlatada hasta el final del mes.

Estuve dando vueltas por el aeropuerto durante un largo tiempo hasta perder la esperanza. Pero... mi intuición era cierta. La preciosa viuda alegre cruzó con una gabardina y gafas oscuras delante de mí, dirigiendose hacia una zona poco transitada de barajas. La zona en cuestión estaba en obras y apenas había gente, en su mano izquierda tenía una bolsa de plástico aparentemente pesada. Supuse que sería el arma homicida y la ropa. Querría deshacerse de ello. Por un momento pensé en pedir refuerzos... Pero con el carácter de mi jefe solo me traería problemas...

De repente ví como se metía en un aseo de mujeres y pensé. Ahora o nunca , la pillaré con las manos en la masa. Entré tras de ella sin pensármelo dos veces y la encontré agachada poniendo la bolsa en un rincón bajo los lavabos.

-¡Quieta! ¡Policía!-dije con mi arma desenfundada- No haga movimientos bruscos y lenvantese lentamente con las manos sobre la cabeza.

La mujer hizo muy despacio lo que dije y se giró para mirarme, realmente era muy guapa.

-Señor agente, le juro que no he hecho nada simplemente me quería retocar el maquillaje, no sabía que esta área fuera restringida...

Su cara era de angelito que no hubiera roto un plato.

-No me sea idiota. Sé quien es usted. Es la viuda de Jaume Clavell y acaba de matar a Ekain.. Erabi...esto... Al señor Ekain... No haga movimientos bruscos y se una niña buena, luego contará su cuento de hadas en comisaría- le dije mientras me acercaba a ella.

¡Puuf! Un golpe muy fuerte en la sien me tiró al suelo de frente y mi pistola rodó por el suelo. Un segundo golpe me apagó las luces definitivamente... Y todo se volvió negro...

De nuevo me acordé de que era un capullo...

sábado, 29 de noviembre de 2008

Las tres puntas del triángulo (Capítulo 4)

Tras una opípara cena, eso sí sin salir de la habitación, hice el gesto de levantarme y el señor Ekain me miró incómodamente.
-¿Se.. Se va usted?-me dijo como si no fuera de su agrado.
-Pues si- contesté- tengo que ir a la comisaría a seguir consultando cosas sobre el caso- en realidad yo quería ir a mi casa, ver como había quedado el Atletico de Madrid y dormir un poco
-¿Pero no puede usted consultarlo aquí?-contestó el vasco, visiblemente nervioso.
-Bueno... Es que necesitaría un ordenador..
-Tengo yo aquí un portatil y este hotel tiene Wi-fi....-contestó rapidamente.
-Ah...- "Me cago en..." pensé para mis adentros.- Ah muchas gracias..-"Muchas gracias...Muchas gracias..."
Mientras me metía en el ordenador del ministerio de justicia y escribía mi nombre de usuario y la clave, alzé la voz y emití una pregunta.
-¿Bueno y esa llave...la tiene usted ahí?
-Si... por supuesto.-mientras hablaba, sacaba una pequeña tarjeta de su cartera-Aqui la tiene
Dejé el ordenador por un segundo y dirigí mi mirada a la tarjeta... Parecía una tarjeta de las de las cabinas de telefono. Era plana, de plástico y en la superficie tenía una especie de microchip dorado. ¿Esto era una llave?
-¿Que es esto?- al decir eso me dí cuenta que sonaba tan profesional como Mortadelo.
-Es una llave lógica-contestó el señor Ekain, pero al ver que el término parecía no haber dejado huella en mi cerebro, prosiguió- Genera un codigo aleatorio que sigue un estricto logaritmo, solo su combinación con las otras dos llaves genera la clave real que da acceso al dinero en suiza.
-Joder con la técnica, y yo creyendo que lo de la TDT era técnología punta...
Pude notar repugnancia en la mirada del vasco por un segundo y luego se sentó guardando la tarjeta en la cartera. Supuse que en ese momento mi credibilidad como detective, o la que me quedara, se había ido de viaje a Cuba.
Mirando más profundamente en los archivos policiales, pude leer que el que había hecho la autopsia del señor Jaume Clavell era un tal Jordi Serrá. Un forense de la localidad de Salou, apunté su telefono y me preparé para llamar al día siguiente. Miré de reojo al señor Ekain, quien estaba sentado en un lado de la habitación leyendo un libro. Y miré la página web del Marca a ver como había quedado el Atletico...
-¡Me cago en la puta! Otra vez...- grité sin poder contenerme.
El señor de cara ratuna levantó la mirada del libro ,sobresaltado.
-¿Ha pasado algo???, Otra muerte... ¿El abogado sevillano tal vez?
Cerré la página web donde se mostraba que el Atletico había vuelto a perder en casa , con la actitud de un niño sorprendido por su padre viendo... las páginas que se ven en internet.
-NO... nada.... que... La página del ministerio, ya se sabe... Que tiene problemas y se ha quedado colgada y eso...
-Ah bueno -dijo el vasco con desgana-¡No me pegue esos sustos, hombre de Dios!
Me metí de nuevo en la investigación del caso ,algo contrariado, mientras escuchaba como tras de mí el señor acecinado hacía lo mismo con su libro.
Y así pasó la noche. Saqué en claro que esos siete años habían hecho una virguería de pasta y las empresas en que trabajaron estaban contentas. Unas mas que otras. Y que el tal Clavell fué un tío impresionante. Se fué a Estados Unidos a los 12 años para estudiar en una escuela para superdotados, a los 15 ya había terminado la enseñanza básica y a los 18 ya era economista , tenía más títulos que los malditos del Real Madrid y era un afamado consultor en Cataluña. Y despues a los 25 cuando tenía mas pasta que el Rey, va y la casca... La vida es una mierda...
Me desperté sentado sobre un sillón de la habitación, con baba en la mejilla y un dolor de espalda insoportable. En una esquina el señor Ekain miraba ,embutido en una bata, la tele.
Me levanté a ver que veía pero era un programa muy raro. La pantalla era mas pequeña y debajo no hacía mas que pasar números y letras a toda pastilla de derecha a izquierda. En la parte superior, un tipo daba noticias como en el telediario.
Mientras, el vasco tomaba notas enfervecido en una pequeña libretilla, como si la vida le fuera en ello.
Tras mirar ese informativo raro, en silencio, me dí cuenta que no hablaban nada de fútbol y me dirigí a la puerta de la habitación.
-Señor Ekain- dije - Voy a bajar a comprar el periódico. ¿Quiere usted algo?
-No, gracias. -me contestó sin subir la cabeza de su libretilla.
-Vale...
Abrí la puerta y me encaminé por el pasillo en dirección al ascensor. En mi camino, los carritos de las limpiadoras señalaban que ya estaban haciendo las habitaciones. Una de las limpiadoras pasó a mi lado y mi mirada se posó en esos modelitos tan sexys que tienen con esa minifaldita de tubo y esa ropita tan... Ya está, otra vez estaba divagando. Pero es que esa limpiadora estaba muy buena. Con una sonrisa picarona me dirigí al ascensor...
Tuvieron que pasar unos segundos cuando ya había descendido unas plantas cuando un chas se hizo en mi mente.
Hay dos cosas que nunca olvido: La alineación de mi Atletico del alma y a una mujer bonita. Y a esa limpiadora la había visto antes...
De repente, su cara se mostró de nuevo ante mí con unas ropas un poco mas caras. Esa mujer era la esposa del Clavell, del genio de las finanzas que había muerto de un paro cardiaco.¡Mierda!
Había descendido 4 plantas y la puerta se abrió de nuevo, frente a mí 3 muchachos grandes se dirigían hacia el interior del ascensor.
-Abran paso, agente de policía-grité mientras intentaba salir del ascensor.
-¿Was?- contestó uno de los gigantes bávaros que pugnaba conmigo, yo por salir , ellos por entrar.
Al final, ellos entraron y la puerta se cerró
Malditos americanos. Todo parece tan fácil en las películas. Bajamos dos plantas más. Los alemanes se bajaron y volví a tocar la tecla de subida al 6 piso.
La sintonía del hilo musical era aún mas irritante que mi propia torpeza, mientras subía lentamente al rescate. Había pensado en subir por las escaleras... Pero hubiera tardado más... Quizás todo el día..

Un alto en el camino

Siento haber estado alejado de este pequeño mundo durante un tiempo. Pero, para bien o para mal, vuelvo a postear y terminar la historia empezada. No sé si muchos o pocos lo habéis leido, pero para los que lo habéis hecho es justo seguir con el camino que hemos empezado juntos.

El barco recoge el ancla que lo tenía varado a la merced de la marea y sigue su travesía...

jueves, 24 de julio de 2008

Las tres puntas del triángulo (Capítulo 3)

La situación requería una recopilación de información. Tres tipos de distintos sitios hacen un pacto para llevarselo calentito. Y ese dinero se envía a una cuenta en Suiza. Uno muere, de muerte "natural", otro de un "robo y homicidio" y el tercero estaba sentado frente a mí. El que manejaba la cuenta pero sólo para hacer ingresos estaba desaparecido. Y yo, capullo de mí había firmado no se que papel que, vete a saber lo que me comprometía. Sherlock Holmes hubiera hecho un ingenioso simil con animales y cazadores.Pero como yo no era el violinista fumeta ese, en mi mente solo había una frase. "¡VAYA MARRÓN!"

Llegados a este punto sólo había una cosa que podía hacer... Hablar con mi jefe.

Le dije al contable que me esperara un segundo y me dirigí con paso firme al despacho del comisario.

Tras una puesta en situación en la que oí algunos insultos y menciones a mis familiares difuntos. Parecía que se había calmado y se balanceaba en su sillon de cuero. Fruncio los labios gruesos y movío de un lado a otro ese bigote de morsa que hacía que su redonda cara parecíera salida de un cuadro de Botero.

-Osea, Rebollo...- rompió a decir- Que has firmado un compromiso con el departamento a un malversador...

-Es un delito de espionaje industrial- intenté corregirle.

-ME IMPORTA UNA MIERDA LO QUE SEA...-dijo el comisario, dando un golpe en la mesa, una grapadora saltó al suelo enmoquetado- Lo que has hecho ha sido una gilipollez, ¡Con razón dice Marisa que eres un calzonazos! Bueno y que carajo vas a hacer , porque te recuerdo que el caso está cerrado.

-Pero señor...- cuanto odiaba llamarle señor- La historia tiene lógica y deberíamos hacer una investigación de la anterior muerte. Hacer un levantamiento del cadaver...

-Un levantamiento.... ¡Un levantamiento del cadaver dice!. Si Marisa tiene razón , tu solo has tenido un levantamiento en toda tu vida, asi que no me toques mas las pelotas... Tu has firmado la protección policial y la investigación , asi que protégele e investiga tú. El departamento no puede perder a personal profesional en estas estupideces...

-¿Entonces no sigo el caso...?

-He dicho que no nos podemos permitir ceder personal profesional. A un capullo como tú se lo daría hasta al servicio de limpieza si me lo pidiera. Asi que, hala a currar... Y olvídate de ese levantamiento...

Cogí la grapadora, salté por encima de la mesa y le grapé la lengua hasta que no quedaron grapas en el aparato. Bueno en realidad, quise hacer eso. Pero hubiera perdido mi trabajo, asi que me di la vuelta cerré la puerta y me cabree yo solo mas que un mono.

Volví a mi mesa con un gran cabreo y unas ganas terribles de matar a mi jefe. En ella seguía el señor de cara ratuna aferrado al contrato por mi alma.

-Bueno, señor Ekain. Nos haremos cargo de la investigación y la protección de su persona la llevaré yo personalmente...

La sonrisa extraña de este hombre que me hacía poner el vello de punta volvió blanquear su rostro grisáceo.

Le dije que esperara allí mismo mientras segúia informándome sobre el caso, a lo que respondió que si podía irse al hotel donde estaba. Le dije que sí. Que me personaría allí en unas dos horas y que no abriera la puerta a nadie. Lo que me hizo preguntarme..."¿me pagarían las horas extras?"

En los archivos policiales no había nada de relevancia sobre el administrador. Juan Gómez Martín-Figueroa , 63 años. Viudo, sin hijos. Importante administrador de la capital andaluza. No tenía ni una triste multa de aparcamiento y parecía un tipo modélico. En la información del colegio de administradores de sevilla me dieron un teléfono. Llamé y no obtuve respuesta. Apunté ese teléfono en mi libreta y pensé en seguir llamando mas tarde.

Ahora había que investigar al tal Jaume... ¿Como carajo se apellidaba?. Miré en internet en noticias y tras unos largos tres cuartos de hora dí con la noticia en el Heraldo de Aragón online. Jaume Clavell Arnau 25 años, muerto por paro cardiáco en su casa. ¿Paro cardiáco con 25 tacos? Iría cargado de eso que se meten los yupis... Le llamaban el Niño de las finanzas, y por lo visto era como un Bill Gates de Badalona, un chico con una carrera brillante y un futuro prometedor. Ví una foto suya en internet. De muerte natural era jodido, porque tenía un cuerpo de atleta y una mujer despanpanante. ¡Joder! Unos tanto y otros tampoco. La verdad es que no se decía mucho de quien había hecho la autopsia ni nada de eso, como era lógico, esa información no sale en los periódicos.

Bueno, el tiempo que prometí a mi protegido se había acabado y me tenía que dirigir al hotel. Cogí el metro y tras unos pocos minutos me encontraba en la puerta del hotel. Mostré mi identificación a la recepcionista y pedí la habitación. Llamé para ver como estaba y avisar que iba para allá. Pero, algo pasaba... no cogía el telefono. Me pareció raro y le pregunté a la recepcionista si le había visto salir. Ella me confirmó que no había entregado la llave electrónica y que no le había visto. Esto no me gustaba nada.

Mientras subía nervioso en el ascensor, aferraba mi pistola sin sacarla dentro de la funda sobaquera... No me gustaban los enfrentamientos físicos. Prefería el análisis y el trabajo mental.

Me dirigí a toda prisa a la habitación 614 del Hotel, y , colocándome con la espalda contra la pared, llamé ligeramente a la puerta. No hubo respuesta.

Sin pensarlo dos veces, cogí impulso y me lanzé contra ella.

¡Que duras estan hechas las puertas de los hoteles!. Casi pierdo el hombro y salí rebotado contra la pared contraria cayendo sobre mi culo a la vez que sacaba la pistola como si quisiera evitar el ridículo a tiros.

De repente la puerta se abrió lentamente y alzé mi pistola cerrando el ojo izquierdo...

La cabeza acecinada de Ekain salió timidamente.

-¿¿Que ha sido eso??-dijo mirando a un lado y otro desorientado.

Me relaje , eso si con un cabreo monumental y enfunde la pistola en su sitio mientras me incorporaba con dificultad.

-¿Porque carajo no ha contestado cuando llamé?-Le dije con la voz sensiblemente afectada por la ira.

El hombre alzo las cejas y me dijo:

-Usted me dijo que no abriera a nadie...

Me cagaba en toda su familia, pero el tipo tenía razón. Se lo había dicho.

-Bien hecho, señor.. Erabi,...Erak... Bien hecho.

Entré en su habitación con el culo, el hombro y el ego magullados

miércoles, 23 de julio de 2008

Las tres puntas del triangulo (capítulo 2)

El hombre gris que tenía frente a mí se llamaba Ekain Erabitiazaga Goikoetxea. Como habrás intuido, avispado lector, era vasco. Y se dedicaba al mismo trabajo del finado, era asesor comercial y financiero de una importante empresa de material de oficina. "Bueno", pensé yo, "Trabajando en el mismo sector es normal que se conocieran". No podía estar mas equivocado.

-Bueno , estoy esperando a que me cuente el porqué está tan seguro de que ha sido un asesinato- dije con un poco de desgana.

-Esto.. es un poco dificil. Antes de darle ninguna información debería solicitar de ustedes una compensación.-dijo titubeando mientras miraba a ambos lados como si hubiera salido de presidio.

Hice lo posible por no reirme.

-¿Económica?- pregunté alzando mis cejas como el logotipo de una conocida marca de comida rápida- No se si sabe usted el poco dinero que posee una modesta comisaria como esta como...

-No, no , no . Está usted malinterpretando mi demanda- interrumpió el tal Ekain- mi compensación sería no ser objeto de posterior proceso legal en lo que le voy a contar y ademas quisiera protección personal.

Debo decir, que no podía contestar de una forma coherente y rápida a eso.

-Esto... bueno pues preguntaré a mis superiores - me levanté y me dirigí al despacho del comisario no si antes decir- Por favor, espere un segundito aquí.

Había algo en ese tipo que me decía que lo que tenía que revelar era algo muy importante y que no era más que la punta del iceberg. Me dirigí al despacho del comisario y respiré hondo antes de abrir la puerta. Odiaba y odio a ese maldito con toda mi alma. No sólo porque me había robado a mi mujer y me lo recordaba cuantas veces podía, sino es que es de ese tipo de personas que harían gritar de rabia a la mismísima Teresa de Jesús.

La verdad no tenía ganas de abrir la puerta y oir a ese capullo. Así que esperé un momento y regresé a mi mesa. En ella sentado e intranquilo me esperaba mi acecinado testigo, que había abierto su maletín y había desperdigado unos papeles sobre mi mesa.

-Hola de nuevo- le dije- Dice el comisario que nos cuente un poco de que va el tema y entonces trataremos de cumplir sus exigencias... ¿Que son estos papeles?

El hombre me miró por encima de las gafas y sonrió ,con una sonrisa que solo había visto en los comics de Mortadelo y Filemón.

-Por supuesto, me hago cargo. Por eso he dispuesto estos pequeños compromisos de confidencialidad en los que se relatan mis exigencias.- Sus dedos se movían ágiles en esas páginas como los salmones por el río. - Aquí, en el apartado 6.a se puede leer que si mi información no ayuda a la resolución del caso se podría romper este contrato unilateralmente, eso si garantizando mi inmunidad procesal en lo referente a los cargos aceptados por mi persona...

Que hubiera dicho esas frases sin respirar ya me había mareado lo suficiente.

-¿Como? , ¿Que cargos?... ¿De que vá todo esto?.

Sus ojos afilados de ratón apuntaban a mis retinas como francotiradores , mientras mantenía la sonrisa de oreja a oreja más inquietante que había tenido el placer de tener frente a mí.

-Firme en las X y se lo contaré todo , todo.

Por un momento, pensé en ir al comisario y pedir su autorización. Pero total, me iba a mandar a freir pimientos o algo por el estilo. Asi, que firmé. Como un Fausto de Ciudad real cualquiera firmé. Y la verdad es que entonces no sabía los problemas que me acarrearían esa firma.

Mientras firmaba, la sonrisa de ese tal Ekain se abría más y más. Por un momento creí que iban a saltar sus comisuras como un elástico roto. Cuando terminé, la actitud de ese tal Ekain era mas relajada.

-Ya está. ¿Y ahora que me va a contar?- le dije con un poco de cansancio y el principio de una tendinitis en la muñeca.

Guardó ávidamente estos papeles en su portafolios.

-Para empezar le diré que este no ha sido el primer asesinato. Sabrá , como supongo, que hace unos 15 días murió en Barcelona un importante consejero comercial de la mas grande empresa de material de oficinas del mundo. Encontraron su cadaver en su casa. Habñia muerto de un paro cardiáco.-hizo una pausa como para esperar a que le cortara como en la series de televisión en las que los policías lo saben todo. Siempre me he preguntado porque los tipos de CSI, no se presentaban a un concurso televisivo de esos de se más que tú, se hinchaban a ganar pasta y se retiraban de una vida de meter trozos de cadaveres en bolsitas de plástico. Pero estoy divagando de nuevo.

-Yo... -titubee- Es que a mí si me saca del Marca..

Noté una mirada reprobatoria en el tipo pero siguió con su tema.

-Bueno... Ese hombre, el cadaver que encontraron ayer y yo teníamos algo en común...

-¿Que trabajan en el mismo sector...?-contesté como en un concurso de precio de televisión.

-No.. Bueno sí. Pero eso es anecdótico. Los tres pertenecíamos a una sociedad... El triangulo.

La solemnidad con la que lo dije me produjo de nuevo una necesidad de reir, pero me la calmé.

-¿Y eso que es? ¿Una sociedad secreta, de esas en las que se saludan con gestos extraños y se reunen en una mansión llevando un gorro raro?

-Le ruego que no se ría. Fué... mas bien una idea para jugar con la economía...

-¿Como?. No le sigo..

-Todo empezó hace 7 años, nos encontramos en un simposium sobre economía empática en Viena. Allí surgió una idea. Cada uno eramos de una ciudad distinta de España. Yo tengo 62 años , Emilio 32 y Jaume 25. Ni estudiamos en la misma facultad, ni teníamos nada en común. Solo un poco de... ambición.

Suspiró lentamente y prosiguió

- Decidimos emplearnos cada uno en una empresa de un sector concreto. Dos en las mas importantes, tenemos muy buena reputación en nuestro trabajo y el tercero en una modesta. ¿Me sigué ahora?

Entonces , si había entendido todo aquello, vaya una panda de cabrones inteligentes.

-Espionaje industrial, pero eso esta penado...

-Pero en eso que usted ha firmado dice que no abriran ningun proceso por mi denuncia y ayuda a resolver este doble asesinato.

-¿Doble?. Pero si usted dice que el otro murió de causas naturales.

-Pero hay algo raro, cuando Emilio y yo nos enteramos movimos algunos hilos para enterarnos de la causa. El cadaver se había enterrado rápido y el médico que certificó su muerte había dejado su cargo y desaparecido del mapa.

-¡Que buena persona que es usted! Como se preocupa por sus socios- mi voz no podía ser mas falsa.

La sonrisa del vasco se abrió como la cola de un pavo real de nuevo.

-Si.. Lo ha entendido usted. El dinero que hemos estado recibiendo en negro por la información privilegiada no está con nosotros. Se halla en una caja de seguridad suiza que solo se puede abrir con 3 llaves. Es por eso que creo que van a por mi llave. Y exijo su protección.

-¿Porque no paga protección privada? Usted tendrá sus ahorillos.

-No me fió de la protección privada. No son mas que mercenarios y los que se mueven por dinero pueden ser sobornados. Por eso prefiero la policía nacional.

Él había insultado a un sector profesional y, si le respondía honestamente , yo insultaría a otro. Asi que preferí dejarlo así.

-Bueno.. Y aparte de usted. Quienes estaban al tanto de todo esto.

-Solo una persona, Juan Gómez Martín-Figueroa , un abogado de Sevilla, que gestionaba nuestros envíos a suiza y servía de enlace entre nosotros.

-Osea que la información la envíaban a ese abogado y él lo redistribuía.

-No... Eso sería muy peligroso. Lo hacíamos por internet.

-¿Por email?

-No, eso es perseguible. Creamos una página de contacto de chicas de acompañamiento. Que tambien nos reportaba un ingreso extra. Con un nombre relativo al triángulo

-¿Le triange?¿ o el triángulo rojo o algo así, con clase no?

-Pues no. Se llama Triángulo de Pelos.

Despues de eso hubo un palpable silencio.