miércoles, 16 de julio de 2008

Susurros de Muerte (capítulo 3)

Daniel se quitó la caja de congelados embadurnada de una mezcla de sangre y agua y la dejó en el fregadero. Cuando volvió a la silla, Jorge no pudo evitar mirar a su ojo, una bolsa de carne flácida caía sobre él e impedía que se viera ni siquiera el blanco. Por un momento se sintió bastante culpable, en su mente, trató de sacudir esos pensamientos... Era un asesino. Como para afianzar ese pensamiento agarró con mas fuerza la pistola y le apuntó mientras decía:

-Venga cuenta esa historia.

El ojo menos dañado de Daniel parecía un poco desenfocado, por un segundo parpadeó varias veces y devolvió la mirada al hombre que tenía frente a sí.

-¿Por donde iba?

-Tenías ocho años y robaste en una gasolinera...

-¡No! -por un momento pareció irritado- no lo robe. Simplemente huí de la señora, la señora que miraba con cara pálida y triste. Todo fué un malentendido.

-¿No dijiste que era un hombre?- "Está mintiendo y no cordina su mentira.. trata de salvar su vida" pensó Jorge.

-El hombre que estaba allí tenía una mujer a su espalda. No era mujer... era mas bien la sombra de una mujer...

-¿La sombra..?

-Eso me dijeron mis padres y el encargado cuando lo dije. Incluso el hombre se acercó a ver que pasaba. Cuando describí a la mujer, la cara del hombre se volvió blanca. Nos contó que esa descripción se parecía mucho a la de su madre y que precisamente estaba de viaje porque iba a ir a visitarla. Dijeron que eso sería un casualidad y todo quedó en una regañina. Ahora ya sé lo que le pasó a la pobre señora.

-No lo entiendo...

-Yo tampoco lo entendía en ese punto. Pero no quiero adelantarme. Al principio era solo una o dos personas. Pero todo funcionaba como cuando uno se mete en una cueva. Primero todo es penumbra, pero con el tiempo los ojos se adaptan a la escasez de luz y ya se perfilan las cosas. Pues así funcionó conmigo, al principio eran una o dos caras y luego eran tantas que todos creían que era retraido. No levantaba la cabeza del suelo. A veces no era solo una figura, si no que dos o tres o más se arremolineaban como una nube de humo negro alrededor de las personas. Su rostros tenían muchas expresiones, ira, amor, pena. Pero quizá esta última era la más normal.

Por un momento un escalofrío recorrió la espalda de Jorge, no le creía o... ¿si?... Era muy raro o era un actor consumado o la historia era cierta. Pero era muy extraño...

-¿Pero que demonios eran esas sombras... y que tienen que ver conmigo?

-A eso voy... Lo descubrí una mañana, volvía a casa, como siempre, mirando el suelo. En la portería de mi piso, la señora Francisca limpiaba con un mocho, como siempre. Llevaba una semana viendo una sombra de un joven tras ella. Pero ese día no había sombra. Eso me hizo detener el paso y mirarla fijamente. Cuando miré su rostro, estaba rojo y surcado por lágrimas. En silencio nos intercambiamos miradas y ella, no podía articular palabra. Solo lloraba. Desde atrás una figura se interpuso entre nosotros. Era la vecina de enfrente a mi piso. "Señora Francisca, me acabo de enterar... Lo siento". La señora rompió en un llanto desconsolado y dijo "Mi pobre Emilio, solo tenía 19 añitos... ¿Porque?..." La señora le abrazó. Y yo eché a correr escaleras arriba. Lo había sospechado, el aire taciturno, mortecino de esas sombras... No eran simples imagenes, eran promesas de muerte...

-¿Quieres decir...?- interrumpió Jorge- ¿Que todo esto fué por...?

Los hombros de Daniel se tensaron como si , de repente, su cuerpo pesara el doble. Alzó la cara y le dijo muy lentamente.

-¿Que recuerdas de mí?

Todo daba vueltas... Por un segundo todo el castillo de lo que sabía se estaba tambaleando. Esa noche, claro que recordaba esa noche...

Aunque él había estudiado un master de Arquitectura en París, no era mas que un joven. Asi que tuvo que aceptar un trabajo de comercial para una empresa de construcción. Salía de un pequeño bar... Posiblemente en esta zona. Cuando se cruzó con un muchacho. El mismo muchacho que tenía frente a sí. El chico se quedó parado mirándo por encima de su hombro y luego le miró directamente y le susurró.

-Te va a doler, se que te va a doler. Pero ella te quiere, el amor más puro que he visto nunca. No te preocupes. Ella estará bien...

Por supuesto no dió mucha importancia a este incidente hasta que , dos noches más tarde, hallaron a Eloisa con un disparo... no podía... no quería recordar un disparo en el pecho y las ropas desgarradas..

De sus ojos brotaron lagrimas, sin pedirlas, sin necesitarlas. Sin más. Dejó la pistola sobre la mesa y puso sus manos en su cara... De alguna forma sabía que algo había pasado, y que lo que decía ese chico era cierto. No parecía un asesino. No podía serlo...

De repente, se dió cuenta que había dejado la pistola sobre la mesa, podría quitarsela y levantó la mano a cogerla lo más rápido que pudo. Pero Daniel no había hecho ademán de quitarle la pistola. Tan solo le miraba serio y con la cara pálida..

-Te ayudaré- dijo

-¿Como?- contestó Jorge perplejo- ¿Porque ....? Te he pegado , te he intentado matar y quieres ayudarme... No tiene sentido.

-Nada de lo que me ha ocurrido en mi vida tiene sentido. No te he contado lo que pasó hace 5 años.

-¿Hace 5 años?...¿Que tiene que ver eso?...

-Yo he sido el objeto de tu odio por mi ... mi... mi condena. Pero no has sido el único que me ha odiado tanto, y no pude hacer nada por él. Sigue apuntándome con la pistola si quieres , pero te ayudaré igualmente. Debo... Se que debo.

-¿Que pasó hace 5 años...?- preguntó Jorge

-Hace cinco años, vi la cara de mi madre tras la espalda de mi padre.

La imagen heló la sangre es las venas del muchacho que tenía la pistola. Y vió como una lágrima furtiva salió de la cara hipertérrita de Daniel.

-Se lo conté a mi padre. Él nunca me había creido. Me dijo que lo hacía para hacerme notar. Pero todo cambió cuando una semana más tarde mi madre murió en un accidente de tráfico.

Se dió un pausa, por la que la voz ya no le brotaba con la suficiente fuerza y las gotas de dolor surcaban su accidentado rostro.

-Y desde entonces, mi padre no hacía mas que dos cosas, beber y pegarme. Mi vida fué un infierno desde entonces , pero nada en comparación con lo que debió sufrir él.

De repente volvió a sonar el móvil. El corazón no podría soportar más interrupciones. Debíamos descansar. Jorge levantó el móvil para apagarlo pero en la pantalla volvía a poner Fernando.

Cansinamente, lo cogió.

-Fernando... No es el momento.. te llamo luego - dijo un poco cansado de todo. Este día habia sido como una montaña rusa.

-Jorge, ¿Sigues en la casa de ese chico?

-Si... ¿Porque?

-¿Lo has hecho...?

-No.-titubeó- Me parece que era una pista falsa. Debieramos buscar en otro sitio.

-Y ,él... ¿que opina?

-No sé... mañana te llamo...- solo quería colgar y enterarse un poco de todo , tomar aire y respirar..

-Creo que deberíamos vernos.

Se oyó un click que indicaba que había colgado. Y al siguiente segundo sonó el timbre de la casa. Desde el otro lado se escuchó la voz de Fernando.

-Joooorge, abre la puerta.

Daniel le miró y solo atinó a hacer un pequeño movimiento con los hombros. Ambos se dirigieron a la puerta. Mientras el propio Jorge puso la mano en el pomo.

La abrió y vió un Fernando enfurecido. Sus ojos rabiaban odio.Y de repente el tiempo pareció activarse a una velocidad más rapida de lo normal, como si todo hubiera caido por un barranco y las cosas fueran fugaces e inalcancables.Con un movimiento rápido,Fernando propinó una patada en el pecho a su amigo y lo tiró al suelo. Con otro ágil paso, cerro la puerta tras de sí y antes de que el aturdido muchacho pudiera levantarse, sacó una pistola de la chaqueta y disparó en el pecho a Daniel, que salió despedido contra la pared y cayendo como un títere sobre el suelo.

Jorge no podía moverse, la situación le había pillado de improviso. Hizo el ademán de apuntar con la suya, pero recibió una segunda patada que se la arrebató de las manos y se encontró encañonado por su amigo.

-¿Ves? No era tan dificil... Se le pega un tiro y se le mata. Ahora lo has complicado todo. Tendré que matarte.

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